20071026

La casa de Amalia

¿Crees que los sueños son solo sueños?¿Dónde se guardan cuando nadie los está soñando? Se guardan aquí, en la casa de Amalia. No preguntes qué es o dónde está, nadie lo sabe. Está fuera del mundo, y al mismo tiempo muy dentro de él. Existe desde el principio de los tiempos, quizás desde antes aún. Algunos dicen que el mismo Dios la creó cuando tuvo que descansar al séptimo día, otros creen que nació con el sueño de la primera persona. Quién sabe. Lo que sí es cierto es que todos hemos ido allí alguna vez, de la mano de alguien unos, por su propio pie otros, pero todos, en algún momento, nos hemos encontrado allí.

Dentro de sus paredes, o fuera en sus jardines todo es posible, la poesía toma forma y la música se convierte en brisa. Los sentimientos salen de sus prisiones de carne, y todo es real, como se suele decir, lo que tiene nombre existe. Y existe aquí, en la casa de Amelia. Sería vano tratar de describirla, pues como los sueños, como el cielo, y como el infierno, muta a cada momento y es distinta para cada persona que la visita. Algunos entran por una cueva, buscando refugio de la tormenta y vestidos únicamente con pieles de animales. Otros se pierden entre la opulencia de las fiestas de la ilustración francesa. Para otros es el castillo de Drácula, la puerta al infierno, o las escaleras hacia el cielo. Es todo eso y es mucho más. Napoleón juega a las cartas en una mesa, y Bonnie y Clyde hacen negocios con Mata-Hari en la barra del bar. Todos los recuerdos, las esperanzas, lo que ha sido, lo que pudo ser. Todo se puede encontrar aquí. En la Casa de Amalia, el fin de una historia no es sino el comienzo de otra nueva, todo se entrecruza y se mezcla. El amor de una dama, el llanto de un bebé, lo perdido y lo encontrado, las esperanzas del ludópata, el ansia de los violadores.

Bienvenidos pues al lugar donde las palabras toman forma, donde nacen los sueños y muere el dolor. Puedes perderte por sus interminables pasillos, disfrutar de sus placeres y perderte en sus vicios. Pero ten cuidado, porque también es el lugar que recuerda a los adultos por qué temían a la oscuridad, aquí los monstruos de debajo de la cama son tan reales como lo eran cuando eras pequeño. Ten cuidado, porque si te alejas demasiado hacia las tinieblas, ni siquiera tu amigo imaginario podrá salvarte. Esto es la Casa de Amalia, aquí todo es real, incluso la mentira. Pasa por favor, lo único que hace falta es tu imaginación...

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